El concepto de marca personal alude a la consideración de uno mismo como una marca comercial, es decir, viene a ser como una declaración pública de quién eres, qué representas, quién es tu público y qué valores le aportas a dicho público. Y todo esto está focalizado en una persona, habitualmente perteneciente al ámbito de las profesiones liberales y/o emprendedores, así como aquellas empresas personalistas, que buscan con dicha marca personal diferenciarse y destacar entre los demás para obtener el máximo éxito posible, tanto a nivel de relaciones sociales como profesionales.
Cuando alguien lucha por tener o ya presume de ser una marca personal reconocida, sabe que el trabajo no acaba ahí, sino que debe mantenerla cuidando cada uno de los aspectos que la rodean. Y entre estos, no hay duda que el espacio de trabajo es fundamental. ¿Te has parado alguna vez a pensar el papel que juega tu oficina de cara a la proyección de tu marca personal y de cara a tus clientes?
Tu oficina forma parte de la carta de presentación de tu marca personal
Desde que Tom Peters acuñó el concepto de marca personal (o personal branding) en 1997 en un artículo periodístico, ha llovido mucho sobre este tema y se han escrito infinitos contenidos más relacionados. Lo que nació como una técnica para conseguir trabajo, ya hacía pensar que detrás había toda una estrategia. Y la sigue habiendo.
Los expertos no se cansan en facilitar los elementos necesarios para crear tu propia marca personal. Desde los más vinculados a la propia imagen corporativa (logotipo, colores, tipografía, tono de voz, etc.), hasta los que aluden al análisis de la audiencia y de la competencia, etc. Entendemos que todo desarrollo de marca personal requiere de unos primeros pasos para establecer las bases, pero no hay que quedarse ahí, sino seguir con los siguientes de cara a pensar cómo mejorarla.
Podría decirse que es ahí donde, entre las recomendaciones de mostrarse visible y accesible, desarrollar tu propia comunidad o encontrar tu nicho de mercado ideal, está también la de cuidar tu imagen. Entendida como algo personal, pero también de tu entorno físico profesional, es decir, tu espacio de trabajo, tu oficina, tus salas de reuniones… De ello va a depender cómo te perciban tus clientes que van a acudir a tu oficina o despacho para una visita o para una reunión de trabajo.
Un business center puede llegar a ser ideal para acoger tu oficina
Si eres una marca personal has de tener presente que dentro de los valores profesionales que te diferencian, está incluido el de tu propia oficina. En este sentido, lo de trabajar en casa está muy bien de cara a tu comodidad, pero no cuando llega el momento en el que un cliente te pide una reunión presencial. La opción de hacerlo en una cafetería o restaurante -por más fashion que sea-, no te ayuda de cara a tu imagen de marca. Siempre te queda la opción de ‘salvarte’ del apuro acudiendo tú a la oficina del cliente, pero esto no es posible ni conveniente en muchos casos.
Y ahí es donde queremos llegar, en recordarte que existen los business centers como Qdoor, donde puedes disponer de tu propia oficina de trabajo, ya sea privada o bajo la fórmula del coworking. En todos los casos, las ventajas son las mismas atendiendo a la imagen que tus clientes van a tener cuando te visiten, sobre todo si hablamos de las salas de reuniones, ya que pueden utilizarse por todos los miembros del business center, así como otros espacios más sociales.
Además, recordando las recomendaciones para mejorar tu marca personal, hay otra muy interesante a añadir y que, precisamente, se fomenta mucho en estos espacios de trabajo compartidos y es la posibilidad de crear sinergias con otros profesionales.
Tu oficina tiene que estar alineada con tu tipo de cliente
Hay que tener muy en cuenta que dependiendo del nivel que transmite o busca tu marca personal, debes saber que tu oficina ha de ir en la misma línea. Es decir, si tu marca, tu trabajo, tu producto y tus clientes pertenecen al nivel alto o superior, tu oficina ha de enmarcarse en un entorno que represente dicho nivel. En este sentido, valores como la ubicación en el centro urbano y próximo a referencias exclusivas de la ciudad es fundamental. Otro aspecto clave es el propio edificio donde se sitúa tu oficina, que ha de mostrar cierto status y diferenciación, por ejemplo, por su valor arquitectónico.
Solo con ambos requisitos, la carta de presentación de tu marca personal ya dice mucho de la propuesta de valor que ofreces. Pero no es suficiente, ya que los diferentes espacios de trabajo de la oficina han de ir de la mano en esta diferenciación, mostrando un cuidado diseño en un ambiente acogedor, contando con las últimas tecnologías y atendiendo de forma personalizada cualquier petición y hasta el último detalle, sin olvidar el aporte de bienestar que tanto se busca en los espacios de trabajo actualmente.
La suma de todo ello es lo que consideramos ‘cuidar la imagen de tu oficina’ como parte de tu proyección pública como marca personal. Tu oficina hablará por ti y por tus valores, tan importantes especialmente a la hora de recibir y atender a tus clientes y que, independientemente del sector al que pertenezcan, han de ver en tu marca personal una apuesta segura y de confianza para sus propios negocios.